miércoles, 21 de abril de 2010

MEDITACIONES



"El silencio es APACIBILIDAD: cuando no respondes a las ofensas, cuando no reclamas tus derechos, cuando dejas a Dios la defensa de tu honor.


El silencio es MAGNANIMIDAD: cuando no revelas las culpas de tus hermanos, cuando perdonas sin indagar en el pasado, cuando no condenas sino íntimamente intercedes.


El silencio es PACIENCIA: cuando sufres sin lamentarte, cuando no buscas consuelo humano, cuando no intervienes pero atiendes a las semillas para que germinen.


El silencio es HUMILDAD: Cuando callas para dejar surgir a tus hermanos, cuando ocultas discretamente los dones de Dios, cuando no te importa que tus actos sean mal interpretados, cuando dejas a los otros la gloria de la empresa.


El silencio es FE: cuando callas, cuando renuncias a las voces del mundo para estar en presencia de Dios, cuando no buscas comprensión porque te basta saberte conocido por El.


El silencio es SABIDURÍA: cuando recuerdas que debemos rendir cuenta de cada palabra inútil, cuando recuerdas que el mal siempre está a la espera de una palabra imprudente para perjudicarte, para matarte.


El silencio es ADORACIÓN: cuando abrazas la cruz sin preguntar por qué, en la íntima certeza de que es la única vía justa"



Era una cosa extraña experimentar una sensación tan grande de afecto, afecto no por alguna cosa o por alguien, sino la plenitud de lo que puede llamarse amor. Lo único que importa es sondear en la profundidad misma de ello, no con la pequeña mente tonta y sus incesantes murmullos del pensamiento, sino con el silencio. El silencio es el único medio o instrumento que puede penetrar en algo que elude a una mente contaminada.
Nosotros no sabemos lo que es el amor. Conocemos sus síntomas, el placer, la ansiedad, la pena, etcétera. Tratamos de resolver los síntomas, lo cual se vuelve un vagar en medio de la oscuridad. Gastamos en esto los días y las noches, y pronto ello termina en la muerte.

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